Endodoncia

Endodoncia: un tratamiento para sanar la pulpa del diente

Cuando una caries no se trata a tiempo, el problema puede ir a mayores. Esta problemática dental afecta en primer lugar al esmalte, la capa más superficial del diente; cuando se agrava, puede provocar daños también en la dentina, la capa subyacente; si no se ataja y se hace aun más profunda, la pulpa dentaria, en el corazón del diente, lo sufrirá. También un traumatismo puede alcanzar esa parte del diente, más sensible y desprotegida. Si se da este caso, el diente se queda en un estado frágil, por lo que la solución pasará por recurrir a una endodoncia.

Este tratamiento, básicamente, consiste en eliminar la pulpa del diente, que necesitará una protección de la zona masticaria a los seis meses mediante la colocación de incrustaciones o coronas, en función del estado en el que se encuentre la pieza.

Es importante destacar la enorme importancia que, para evitar llegar a este punto, tienen los hábitos de higiene en estos casos. La endodoncia se realiza por caries profunda, por lo que si evitamos los azúcares y realizamos un correcto cepillado nunca tendríamos que llegar a recurrir a ella.

Por supuesto, hay excepciones: no todas las endodoncias se producen por un exceso de consumo de azúcar, ni por unos malos hábitos de higiene. En ocasiones, el daño producido en el diente tiene como origen un traumatismo que provoca que el diente se necrose, o un bruxismo prolongado, que puede provocar reabsorciones por el apretamiento y traumas.

Antes del tratamiento: prevención

Como una buena parte de los tratamientos dentales, la prevención es la solución antes de necesitar recurrir a ellos. Cuidando nuestros dientes con buenos hábitos de higiene, limpiezas periódicas y revisiones cada seis meses, así como utilizando una férula de descarga en el caso de los bruxistas, podemos evitar tener que llegar a recurrir a la endodoncia.

La endodoncia, al igual que la inmensa mayoría de tratamientos y que la propia odontología en general, ha evolucionado y mejorado con el tiempo y los avances. Desde la aparición de la endodoncia rotatoria, el éxito del tratamiento es del 99%: una solución fiable que garantiza casi por completo la solución de unos problemas que pueden tener graves implicaciones en nuestra salud bucodental.

Síntomas que indican la necesidad de una endodoncia

Antes de la solución siempre vienen las señales que nos indican que hay que aplicarla. Algunos de los indicadores que pueden decirnos que necesitamos una endodoncia son el dolor, la sensibilidad prolongada al calor o al frío, la decoloración del diente, la inflamación o la sensibilidad en las encías adyacentes. También es posible, sin embargo, que necesitemos una endodoncia y ningún síntoma nos ayude a detectarlo: de ahí la importancia de las revisiones periódicas antes de la aparición de males mayores.

El tratamiento de endodoncia se realiza siempre que sea posible en una sola sesión, bajo la colocación de un dique de goma para mantener al diente aislado de las bacterias que puedan existir en la saliva y para prevenir que ninguno de los instrumentos utilizados pueda ser ingerido. A ser posible, se colocará también la restauración definitiva, y todo este proceso se realiza aproximadamente en una hora.

Durante el tratamiento, el dentista extrae la pulpa dentaria enferma. Una vez terminada la limpieza de los conductos, se conforma y sella la cámara pulpar y el canal radicular (o canales) del diente. Una solución útil y de garantías a la que en la mayoría de los casos podemos evitar llegar con buenos hábitos y revisiones preventivas.

En Clínica Dental Segovia podemos ayudarte. Contacta con nosotros.



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